Tuesday, October 24, 2006

La Hacienda

hoy he despertado nuevamente en mi habitación. Nuevamente he mirado el techo de mi alcoba encontrando los mismos tablones de madera... madera que me hizo recordar esos viejos tiempos cuando iba con mi familia a la vieja casa de la abuela... allá en esa hacienda de tierra fría en un valle cercano de una pequeña ciudad. Recuerdos que nunca se borrarán de mi mente porque bien guardados están: el olor a la madera, húmeda aún de ese aguacero que cayó tres días antes y el olor al tabaco que aquel joven mayordomo encendía a eso de las cinco de la tarde cuando su labor había terminado. El, un joven de 28 años, trabajaba en el día en los cultivos de la hacienda desde bien temprano en la mañana.... cuando no había ni despertado el sol, él ya iba en su caballo azabache hasta el rio a unos cuantos kilómetro de la casa... y volvía al caer el sol cuando la luna intentaba apoderarse de la noche de turno...solo... solo él... como macho cabrío buscando la hembra a la cual debía domar... ese cigarro desprendía un olor característico, similar a aquellos tabacos que conocí en La Habana...yo solo soñaba, soñaba con ese hombre joven, diez años mayor que yo, el adolescente de la casa, quedeseaba conocer el sabor de sus labios y el olor de su pecho bien formado por el trabajo de usar las herramientas de agricultura durante más de 15 años diariamente... Y de verdad, el poder de la palabra es grande... Otra vez, aquel fenómeno de la naturaleza volvía con su furia, lloviendo y lloviendo, haciendo crecer ese rio hasta que se desbordara y se volviera loco llegando hasta nuestra sala en la casa de la abuela.... A ese rio, llamado El Manco, le salían esos brazos que no tenía para destruir todo a su paso... u duraba varios dias, jugando con el viento, ese viento que hacía doblar hasta el suelo a esos sauces llorones, llorones como los bautizó mi abuelo, pues los escuchaba llorar todos los días, todas las noches, al igual cuando la abuela tuvo a mi madre....que lloró y lloró de dolor y alegría. Su primera hija... (continuará)